Metodología


ORIENTACIONES METODOLÓGICAS PARA LA DIRECCIÓN PEDAGÓGICA DEL JUEGO



En el ciclo correspondiente al 4° y 5° año de vida, se dedica un tiempo específico para que los niños tengan la posibilidad de realizar diferentes tipos de juego, que son propuestos por el educador (a) o seleccionados por s¡ mismos. Durante ese horario se le presta especial atención a la dirección pedagógica del juego de roles, por su significación en la edad preescolar.

La dirección pedagógica del juego, al igual que la de todo proceso educativo, debe incluir su planificación, ejecución, control y evaluación. Cuando hablamos de planificar el juego, nos estamos refiriendo a la necesidad de que el educador (a), partiendo del nivel que han alcanzado los niños en esta actividad y de los objetivos que se propone, prevea los procedimientos que debe utilizar.

No es necesario que haga un planeamiento escrito, se trata de que piense por ejemplo si es suficiente preguntarle a los niños a que‚ quieren jugar, o es mejor proponerles algún juego en particular.

También debe pensar si los niños tienen los conocimientos necesarios para realizar ese juego, y de no ser así, determinar que actividades serán necesarias para ello: un paseo de observación, observación de láminas, una narración, conversación con algún trabajador, entre otros.

Un aspecto importante en esa planificación es el referido a los materiales que se van a utilizar en los juegos, por eso, es necesario que el educador (a) tenga presente de que disponen y que hace falta elaborar, incluyendo aquellos en los que puedan ayudar los niños. También debe prever cuáles y cuántos materiales deben estar a disposición del grupo cada día, para satisfacer sus intereses, necesidades y cumplir los objetivos propuestos.
Es oportuno recordar que el exceso de objetos en el área puede limitar las relaciones entre los compañeritos pues no se ven ante la necesidad de compartir los juguetes con ellos.

El nivel de juego de los niños de este ciclo permite desarrollar juegos con cierta creatividad, donde los juguetes no son un elemento indispensable de ahí la importancia de ofrecerles la oportunidad de utilizar objetos sustitutos o imaginarios, así por ejemplo, lo mismo pueden hacer la acción de pescar ó con un palito, que con un simple gesto de la mano.

Es aconsejable tener en el área de juego un lugar donde puedan encontrar objetos de uso diverso como cajitas y envases plásticos vacíos, hojas de papel, pedacitos de tela o de madera, para que sean utilizados como sustitutos de otros, es decir, con la función que cada niño quiere asignarle. La sugerencia para su uso o la demostración directa, estará en dependencia del desarrollo de los niños.

Durante la ejecución del juego, la dirección pedagógica se caracteriza porque el educador (a) actúa como un participante de éste y ocupa un rol mediante el cual logra, con procedimientos cada vez menos directos, que los niños desarrollen por sí mismos las situaciones lúdicas sugeridas o por su propia iniciativa.

Con preguntas, proposiciones, sugerencias y si fuera necesario, con demostraciones, puede lograr que realicen secuencias de acciones referidas a un mismo tema, utilicen objetos sustitutos, sean consecuentes con el rol atribuido, jueguen amistosamente con sus compañeros, resuelvan de manera adecuada los conflictos que puedan surgir, así como lograr en el caso de los mayores, la subordinación entre los diferentes roles que se desarrollen.

Previo el inicio del juego, es importante que el educador (a) converse brevemente con sus niños para que puedan determinar por sí mismos a que, con qué y con quien van a jugar para que ellos solos, o con ayuda del adulto organicen su lugar de juego. Este objetivo comienza a trabajarse en el 4° año de vida y es esperable que al finalizar el 5°, la mayoría lo haya logrado.

En el 4°. año de vida se presta particular atención a la realización de acciones en secuencias lógicas referidas a un mismo tema porque esto contribuye, entre otras cosas, a la estabilidad de los niños en el juego ya que anteriormente las reglas.

Es conveniente que el educador (a), mediante el rol que haya adoptado, proponga una nueva acción que propicie la continuidad del argumento y su enriquecimiento por ejemplo, si ella ha observado que el médicos se limita a reconocer a un mismo enfermo repetidas veces, puede hacer como si fuera otra paciente que necesita la atiendan rápidamente, y así, desde un rol secundario, puede sugerirle nuevas acciones como pedirle una inyección o una receta de medicina.


Es característica del 4° año de vida que los niños se atribuyan el nombre del rol de acuerdo con las acciones que está realizando, si al hablar con él, el educador (a) lo denomina por el nombre del rol que ha adoptado, estimulará la identificación del niño con éste por ejemplo, Doctor, creo que tengo fiebre...ó ¿Qué bien está pelando ese barbero!...

Los niños del 5° año de vida pueden desarrollar secuencias de acciones diversas, ricas en contenido y con un mayor nivel de independencia, por eso los procedimientos pedagógicos deben ser más indirectos.

El educador (a) siempre tendrá presente que uno de sus objetivos fundamentales es favorecer el desarrollo de las relaciones entre los niños y por eso le prestará especial atención desde el inicio del juego y durante todo el transcurso de este. Son efectivas la acciones y situaciones que, desde roles secundarios puede sugerirles para que realicen juegos conjuntos que contribuyan al surgimiento de relaciones lúdicras mediante las cuales, los pequeños van asimilando normas de conducta social. Por ejemplo, el chofer ó recordará al pasajero ó que tiene que pagar el bus... que deben darle el asiento a la compañera ó que viene con una niña cargada...

En el 5° año de vida se comienza a hacer énfasis en las relaciones de subordinación, para ello el educador (a) tratará de que en cada argumento existan roles principales y secundarios. Por ejemplo, en la escuelas los alumnos (roles secundarios) deben obedecer a la maestra, que es el rol principal. Se tendrá cuidado de que no siempre sean ocupados ambos roles por los mismos niños para que desarrollen cualidades positivas en ambos sentidos, es decir, que sean capaces de dirigir en el juego pero cambian de ser dirigidos.

También en el 5° año de vida los niños deben comenzar a valorar cómo han jugado sus compañeritos y para ello, en los momentos finales de este horario, o en cualquier momento del juego, si fuera necesario, el educador (a) se acerca a algunos de los grupos y por medio de preguntas, trata de que los niños expresen quién juega bien o mal y por qué. Es importante que recuerde que esta conversación debe hacerse en el propio lugar donde juegan, que debe ser breve, dinámica e informal tratando de dirigirla hacia aquello que tenga un verdadero valor educativo, es decir, que no se extiendan en narrar lo que hizo cada uno porque el objetivo es valorar como lo hicieron y por qué.

Para evaluar objetivamente el desarrollo que han alcanzado los niños en el juego resultan efectivos los Niveles de Juego. Como se puede observar, ellos incluyen los cuatro elementos fundamentales o indicadores que forman parte del juego de roles: las acciones, la adopción de un rol, la utilización de los objetos, y las relaciones entre los coetáneos.

Es necesario aclarar que esos niveles no son específicos para un determinado año de vida, sino que recogen elementos importantes en el surgimiento o evolución de este tipo de juego, desde la formación de sus premisas, hasta llegar a su forma más desarrollada su utilización permite evaluar al grupo de forma individual y colectiva.

Debe tenerse en consideración que el desarrollo no se logra al mismo tiempo en todos los niños de un mismo año de vida, ni en todos los indicadores por lo que puedan considerarse, por ejemplo, algunos que alcancen el cuarto nivel en la realización de las acciones y sin embargo tengan un nivel muy bajo en las relaciones con otros niños porque generalmente prefieren jugar solos, lo que alertará a el educador (a) sobre hacia dónde debe dirigir con más énfasis la dirección del juego.

Para comprobar el desarrollo que van alcanzando los niños en la actividad lúdica, es conveniente que el educador (a), al inicio del curso haga una valoración sobre la base de esos niveles ya que eso le permitirá trazarse objetivos más precisos y en general hacer un trabajo pedagógico más adecuado.

Esa valoración puede hacerse mediante la observación sistemática del juego de los niños y además se pueden crear algunas situaciones pedagógicas que permitan comprobar determinado indicador.

Lo esperado, que al finalizar este ciclo, es que gran parte de los niños se encuentren en el 4° nivel de desarrollo, o muy cerca de éste en la mayoría de los indicadores. Teniendo en cuenta que durante este ciclo se tratará de que los niños realicen sus juegos de manera independiente, se considerará que han alcanzado un nivel determinado cuando sean capaces de hacer sin la ayuda del adulto, lo establecido en cada indicador.

En la dirección pedagógica del juego, participarán también las auxiliares pedagógicas, las cuales deben por tanto, se prepararán conjuntamente con el educador (a), para realizar adecuadamente esta tarea.